La enfermera y la enorme polla de mandingo
Alanah Rae nunca había tratado a éste paciente. Mucho le habían hablado de él las compañeras del hospital pero necesitaba descubrirlo por ella misma. Su vestido ceñido y escotado de enfermera pronto hizo efecto en el paciente, concretamente bajo sus pantalones jejeje. Su movimientos lentos y sensuales, sus caricias, la promesa de que iba a cuidar bien de él, no tardaron en tenerlo casi firme y Alanah se dispuso a a dar el tratamiento adecuado a su dolencia. Era la primera vez que la tenía ante ella, la enorme polla del gran Mandingo, y no perdió mucho tiempo en saborearla en toda su extensión y dejarla bien lubricada para ser ella la que recibiese la tremenda inyección de carne.