vamos a darle un caprichito a mi mujer rubia
¡¡¡Por fin¡¡¡, ya es hora de que por una vez se cambien los papeles y no seamos siempre nosotros los cornudos mirones que nos pajeamos mientras otro se zumba a nuestra esposa como diciendo: a ti te molará esto mucho, pero no veas cómo me estoy poniendo con tu señora... La mujer de ésta bestia de gimnasio tenía la ilusión de ver cómo su hombre se follaba a otra tia en su presencia y para tal ocasión contrataron a una prostituta, seguro que una profesional del sexo daría más juego en la cama y desde luego el cabronazo se lo ha tomado en serio, exceptuando en un par de ocasiones que la miró para ver cómo se masturba, durante el resto del polvo su mujer fue un simple objeto decorativo más en aquella habitación.