A Brooklyn Lee se la follan en cubierta
En Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, el imprescindible David Foster Wallace relataba con tanta gracia como mala leche sus vivencias como neurótico reflexivo, analítico e hiperconsciente en un crucero de lujo. Se empeñaba en remarcar con mucha firmeza algo que cualquiera puede comprobar que es cierto: el objetivo principal de la tripulación en estas embarcaciones es obsesionarse con darle al cliente todos los cuidados imaginables, hacer que se relaje flotando en una balsa de inactividad y comodidad casi asfixiantes. Brooklyn Lee, eso sí, parece haber dado con el barco donde aún te dan algo más: un señor polvazo en cubierta, rodeados de espectadores también relajados, disfrutando de tan movida visión.