Corriéndose una y otra vez con la enorme polla del negro
La guarra no puede creerse la enorme polla que pronto va a reventarla viva, por eso ríe incrédula e incapaz de meterse en la boca todo el pedazo de carne que le cuelga al negro entre las piernas. Tras lubricarle bien el rabo al cabrón, la puta recibe los duros empujones del tío mientras siente su coño abrirse más y más y chorrear una y otra vez fluidos de placer.