Facial histórico para la polinesia
La extranjera se adapta a las tradiciones del tío, que le dice que la costumbre es echar un buen polvo con el anfitrión, empezando con una mamada de rodillas, metiéndose hasta la garganta el caliente rabo, pajeándolo muy rápido poniéndolo más duro aún. La zorra aguanta los brutales empujones del cabrón, que la embiste como un salvaje demostrándole quién manda, obligándola a ponerse con el culo en pompa antes de sorprenderla con un chorro de corrida en la cara.