¿Echamos uno aquà mismo, cariño?
Añadamos a la kilomĂ©trica lista una cosa más de esas que solo se ven en territorio ruso: una pareja, borrachos como putos lagartos, intentando hacer algo tan excitante, arriesgado y revitalizante a primera vista como echar un polvo en la calle, con ese punto extra de estĂmulo que da el miedo a que te pillen. El problema es cuando vas tan brutalmente cocido que ves la realidad alterada y lo que estás haciendo es un ridĂculo espantoso en plena vĂa pĂşblica, con un marido al borde del coma etĂlico, una tambaleante esposa en un estado lamentable y una abuela recriminándoles tan vergonzosa actitud. Esto, amigos mĂos, es Rusia.