Mandingo y su pollón se encargan de darle su merecido...
La guarra confiesa que le encantan los pollones enormes, pero no se espera un trozo de carne tan grande como el de Mandingo aunque no se asusta y hace esfuerzos para tragarse todo el nardo con ganas. Si le gusta tener el cipote en la boca, cuando lo tiene en el coño se vuelve loca taladrada por el manubrio que pajea hasta dejarle seco.