¡Ganas locas por mamar!
La pelirroja está jadeando solo con pensar en sentir esa polla dentro de su boca y por fin la consigue, arrodillada delante del cabrón para poder capturar el nardo entre sus manos a la vez que lame y succiona. La fulana no separa sus manos de la tranca y la reboza en saliva, acabando la mamada sin necesidad de usar las manos llenándose la boca de leche caliente.