Dolor y placer en la sala de torturas
La rubia ha caído en las redes de esta auténtica pervertida y ya no puede escapar de la sala de torturas, obligada a soportar la cera caliente sobre sus tetas en una mezcla de gusto y dolor inexplicable... La morena cubre de cera su coño, clavándole la vela encendida por el agujero, azotándola con el látigo para seguir echándole la cera por el culo.