La clásica corrida mañanera: dos ejemplos
Muchos nos levantamos por la mañana y aunque empecemos a trabajar sin apenas haber abierto los ojos todavía, hay un momento de la mañana en el que uno se activa del todo y se convierte por fin en persona. Puede ser al tomarse el café, al hacer unas flexiones o al pegarse una ducha fría, pero hay un método que a pesar de no ser tan habitual, sí que es el preferido por cualquiera: que tu pareja te vacíe el depósito. Fijaos que no hablo de recrearse en la mamada, el polvo o el trabajo manual, sino más bien de buscar con ahínco el zumito de genes, de despertarse como Dios manda.